El futuro que nos da la ciencia y la investigación

Recortes significativos acumulados en los últimos años, estrategias para retrasar pagos, retrasos de convocatorias, corralito en el CSIC… La lista de despropósitos que han situado al sistema de investigación en un estado insostenible es larga. La desinversión en ciencia contradice un discurso político que hasta hace nada o incluso ahora sigue manteniendo que invertir en I+D es fundamental para cambiar la estructura económica del país [1]. Lo peor de todo es la sensación de los científicos y los ciudadanos de quedarse atrapados en una mera queja a la que obligan medidas que sólo anticipan un futuro incierto. La ciencia y la sociedad no pueden ser obligadas a ser sólo víctimas de la crisis: merecemos un futuro.

Los datos. De la esperanza a la insostenibilidad

Hubo un tiempo en que España pareció apostar por la Investigación y el Desarrollo (I+D) y despojarse del lema del ‘que inventen ellos’ que parecía formar parte del ADN del sistema nacional de investigación. Durante el periodo 2002-2008, España duplicó en términos absolutos su gasto interno en I+D. En términos relativos, su inversión pasó de un 0,99% del Producto Interior Bruto (PIB) a un 1,35%. Esta época dorada en investigación llegó a su fin en 2009, cuando el porcentaje de inversión en I+D alcanzó su máximo nivel situándose en un 1,39%.

En términos relativos la inversión en 2013 ha descendido a niveles de 2002

Sin embargo, no hay que engañarse: este porcentaje siempre estuvo por debajo de la media europea, que se sitúa en torno al 2% (con Finlandia a la cabeza con un valor cercano al 4% – 3,94%) y muy lejos de los niveles de los países de referencia en creación de conocimiento que lo hacían en torno al 3%. La Europa de los 27 invirtió de media en ese mismo periodo un 2,02% en I+D. Ese mismo año, Japón un 3,36% y Estados Unidos un 2,87%. España apostó por la ciencia pero nunca ha llegado a estar a la altura de su entorno.

A partir 2008 y 2009, nuestro país no ha dejado de dar pasos atrás en su apuesta por la ciencia. En 2011, el porcentaje de inversión en I+D bajó al 1,33%, más bajo que el de 2008. Los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para ciencia decrecieron en 2012 un 25.6% retrotrayéndose a niveles de 2006 [2]. Como el sistema ha ido creciendo en los últimos años, si miramos la inversión en términos relativos y consideramos la inversión por personal, la situación se agrava. El total de fondos por personal de I+D a tiempo completo en 2013 fue de 22,6 mil euros por cabeza, mucho más bajo que el de 2002 que se situaba en 31,9 mil euros [3]. Una desinversión tan rápida ha dejado al sistema de I+D en un estado de insostenibilidad.

Como objetivo a siete años: un porcentaje de inversión en I+D inferior a la media europea actual

En 2013, el gobierno central renunció al objetivo europeo del 3% de inversión en I+D fijado por la Estrategia 2020, fijada por la Comisión Europea el 3 de marzo de 2010 para el desarrollo de la economía de la Unión Europea en los próximos diez años. Esta estrategia apuesta por la I+D y la educación para alcanzar un crecimiento inteligente, sostenible e inclusivo. El documento equivalente nacional, la nueva Estrategia Española de Ciencia y Tecnología y de Innovación, que fija los objetivos nacionales en I+D para el periodo 2013-2020, ha rebajado esta meta de inversión al 2%, un porcentaje que es más bajo que la media europea actual (2,03% en 2012). Es decir, en el mejor de los casos y si las previsiones se cumplen, España alcanzaría dentro de siete años una figura de inversión en I+D inferior a la media europea actual.

Crisis, sociedad del conocimiento y globalizada

Los efectos de la crisis no bastan para explicar la desinversión en I+D nacional. Es evidente que la recesión ha afectado a los ingresos y los gastos de los países. Sin embargo, a diferencia de España, las naciones de nuestro entorno han seguido apostando por la ciencia y la investigación como salida a la propia crisis. Los porcentajes de inversión en I+D de la UE-27 y de la UE-17 aumentaron en el periodo 2008-2011, respectivamente, del 1,92% al 2,03% y del 1,96% al 2,09%. Los países con niveles de inversión más altos (los nórdicos y Alemania) han tendido a aumentar sus recursos en I+D o los han mantenido. En el mismo periodo, Dinamarca pasó del 2,85 al 3,09 y Alemania del 2,69 al 2,84. El mismo comportamiento lo encontramos en Francia, que aumentó del 2,12% en 2008 al 2,25% en 2011.

A pesar de la crisis, los países del entorno han seguido apostando por la ciencia. España no

En un mundo globalizado, los países más desarrollados necesitan del conocimiento y de la ciencia para mantener su ventaja económica y social. Las comunicaciones y las mejoras de transporte han acercado a los países y los más desarrollados ya no pueden competir por precio al encontrarse con países que ofrecen mano de obra más barata como China o India o los países de Europa del Este como Polonia o Rumanía. No hay que olvidar que los países más desarrollados tienen no sólo la obligación sino también la fortuna de apostar por la educación, el conocimiento y la ciencia. Tampoco hay que olvidar que los países que compiten por precio de mano de obra también están apostando por la ciencia para garantizar su crecimiento. China invierte un porcentaje en I+D mayor que el de España y, cada año, aumenta este porcentaje para garantizar su futuro competitivo. A diferencia de España, los países más desarrollados y emergentes, como China, apuestan por la ciencia.

Debilidades y fortalezas del sistema nacional de I+D

Algunos sostienen que el rápido crecimiento del sistema de I+D nacional ha dado lugar a ineficiencias. Un sistema que crece demasiado deprisa da recursos a organizaciones e individuos que, en otras circunstancias, no los habrían recibido. Sin embargo, pocos reconocerían que la solución a estos problemas consiste en desinvertir. Las ineficiencias, especialmente en contextos de restricciones presupuestarias, se corrigen priorizando.

Distintos informes habían señalado hace tiempo las debilidades del sistema nacional de I+D [4]. Los retos del sistema nacional de I+D se sitúan tanto en su estructura industrial, en su base científica y tecnológica y en su estructura de gobernanza. Con respecto a su estructura industrial, se destaca el peso significativo de la Pequeñas y Medianas Empresas (las PYME) que conforman un sector tradicional de baja intensidad tecnológica, con pocas empresas multinacionales y con una actividad innovadora baja, con poco registro de patentes. En su base científica y tecnológica, se destaca su fragmentación en múltiples líneas de investigación; su rigidez y los bajos niveles de movilidad entre instituciones, países y sectores. Con respecto a su estructura de gobernanza, destacan el bajo nivel de coordinación entre administraciones regionales y nacionales, la falta de complementariedades entre las políticas de investigación e innovación y la falta de sinergias entre el diseño y la implementación política que evitan que el sistema de gobernanza se retroalimente de forma adecuada. En todas estas áreas y retos se han implementado cambios destinados a corregir estas deficiencias. Sin embargo, tal y como reconocen las nuevas estrategias y los planes nacionales [5], estos desafíos permanecen.

Tres principales razones explican la permanencia de los retos del sistema:

  1. Los retos estructurales son retos a largo plazo. Es imposible y probablemente equivocado cambiar la estructura económica y la base de investigación y tecnología de un país en un corto periodo de tiempo.
  2. El sistema de I+D español es un sistema en desarrollo. Los esfuerzos en I+D en España son recientes y sería poco realista y probablemente equivocado esperar ciertos resultados, como un alto nivel de registro de patentes, y rasgos, como una alta cooperación público-privada, que corresponden a un sistema más desarrollado.
  3. Alguno de los desafíos no han sido abordados de forma apropiada.

Los dos primeros puntos deberían ayudar a elaborar expectativas y medidas más realistas con las que abordar el tercero. La desinversión no corrige los retos o las ineficiencias del sistema. Por ello, el reto actual más urgente del sistema español de I+D es revertir esta tendencia a la desinversión en ciencia e investigación.

No es necesario desinvertir, sino priorizar sobre las fortalezas del sistema

En un entorno marcado por las restricciones presupuestarias, quizá convendría más fijarse en las fortalezas del sistema para establecer los objetivos, las prioridades y remover las barreras que han evitado que el sistema fuese más eficiente. Los indicadores de la I+D nacional no siempre empeoran ni están por debajo de la media europea. Tal y como indica el ‘Innovation Union Scoreboard Report 2013’ [6], España mejora y sobresale en educación terciaria, en co-publicaciones internacionales y en la contribución de las exportaciones de productos con tecnología media o alta al total de la balanza comercial. Entre 2008 y 2010 y por encima de la media europea (UE-27), el porcentaje de la población entre 30-34 años que había completado la educación terciaria en España aumentó de un 39,8% a un 40,6% para situarse muy por encima de la media europea de 34.6%; el nivel de co-publicaciones internacionales por millón pasó de 454 a 599, también muy por encima de la media europea de 300 y la contribución de las exportaciones de productos con tecnología media o alta al total la balanza comercial aumentó de 101,97 a 103,05, por encima de la media de 101,28. Educación terciaria, co-publicaciones internacionales y exportaciones de tecnología media y alta son las fortalezas del sistema I+D y deben ser los cimientos sobre los que apuntar el resto del sistema nacional.

La esperanza: priorizar sobre las fortalezas del sistema

Centrándose en estas fortalezas, podría ser adecuado implementar cambios en el currículo de las universidades para promocionar la innovación y el emprendimiento y para incrementar las relaciones entre la universidad y la industria. Esto podría mejorar el ajuste entre la oferta educativa y las necesidades de empleo y, en consecuencia, mejorar los niveles de desempleo entre los jóvenes. Definitivamente, los retrasos en las convocatorias del plan nacional en investigación básica no ayudan a mantener el buen nivel de publicaciones internacionales alcanzado durante los últimos años. Para mantener el nivel de publicaciones y aumentar su calidad, se podría promocionar la excelencia otorgando más autonomía financiera y de gestión a las instituciones y grupos de investigación que tengan un buen nivel de desempeño. Se pueden implementar cambios en el sistema de investigación mejorando los mecanismos para la asignación de fondos premiando a grupos e instituciones que cumplan con determinados objetivos. Además, sería necesario introducir modificaciones en las regulaciones para aumentar la flexibilidad de las instituciones de investigación para gestionar sus propios recursos. Las instituciones de investigación claramente están constreñidas por regulaciones nacionales en la gestión de sus recursos humanos y demandan estas transformaciones. No hay que olvidarse de la situación de los jóvenes investigadores. Los cambios introducidos por la nueva ley (LCTI 2011) parecen limitados a la hora de facilitar el acceso de los jóvenes a una carrera de investigación estable. Actualmente, las nuevas generaciones, con contratos temporales, están sufriendo especialmente la falta de recursos, lo cual está lanzando al exilio científico a miles de ellos y poniendo en peligro el relevo generacional del sistema científico nacional. La no ejecución de los presupuestos de I+D muestra que es necesario analizar qué instrumentos y medidas no están siendo suficientemente demandados, lo que ayudaría a reducir y priorizar objetivos.

España destaca en educación terciaria, co-publicaciones internacionales y exportaciones de tecnología media y alta

l sistema de investigación y ciencia nacional no puede echar por la borda la inversión que se ha estado haciendo en los últimos años. Desinvertir en ciencia, además de menoscabar las posibilidades de apostar por una estructura económica de futuro para el país, desperdicia los recursos invertidos hasta el momento. Sin un plan de futuro y sin abordar las posibles ineficiencias que han afectado al sistema, los recortes se ceban en las partes más débiles del mismo, entre otros, los jóvenes investigadores. Sin un plan de futuro, los recortes se ejecutan donde es más fácil recortar, no donde es más conveniente para un sistema que mire hacia adelante. Así, se está desaprovechando una oportunidad más que justificada para mejorar el sistema. En lugar de eso, la desinversión sin un plan de futuro sólo da lugar a la desesperanza y a la desesperación.

Ana Fernández Zubieta

Cronología del despertar social de la ciencia

En los últimos meses hemos asistido a un despertar en las movilizaciones en apoyo a la ciencia y la investigación. Esta cronografía repasa las acciones más importantes que denunciaron los recortes en I+D y la puesta en peligro de la sostenibilidad del sistema de investigación y de la mejora de la economía nacional.

3 de enero 2012. “Casilla en apoyo de la ciencia en la declaración de la Renta”. A partir de una campaña web iniciada desde un blog sobre ciencia que demanda una casilla específica en la declaración de la renta para dedicar el 0,7% de los impuestos a investigación, comienza una de las campañas más exitosas que demuestra el apoyo de la ciudadanía a la ciencia. Unas 300.000 firmas en un mes.

5 marzo 2012. “Carta abierta por la ciencia en España” Este documento fue escrito de forma consensuada por distintas organizaciones relacionadas con la investigación – Confederación de Sociedades Científicas de España, la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas, laplataforma Investigación Digna, la Federación de Jóvenes Investigadores – y las organizaciones sindicales – CCOO y UGT (Colectivo Carta por la Ciencia). La misiva demandaba que se evitase una nueva reducción en la inversión en I+D y que ésta fuese considerada como un sector prioritario para que se pudiesen reponer parte de las vacantes dejadas por jubilaciones limitadas por el Real decreto-ley 20/2011 para corregir el déficit público . Más de 40.000 firmas en unas dos semanas (unos 26.000 investigadores, 16.000 ciudadanos) entregadas al presidente del Gobierno Español, a los miembros del Congreso y el Senado y a los presidentes de las Comunidades Autónomas.

Noviembre 2012. Comunicado “Sin I+D no hay futuro” lanzado durante la Semana de la Ciencia (8-18 de noviembre 2012) por las organizaciones que suscribieron la carta anterior conjuntamente con el “Foro de Empresas Innovadoras”. Denunciaron de nuevo los recortes severos en el presupuesto público coincidiendo con el debate sobre los Presupuestos Generales del Estado para 2013.

19 de diciembre 2012. Concentraciones en favor de la ciencia. Bajo el lema “Con I+D+i sí hay futuro”, las mismas organizaciones que lanzaronla carta abierta por la ciencia llamaron a una serie de concentraciones en varias ciudades de España. El espacio “Hoy por hoy” de la cadena SER dedicó un programa especial a la ciencia desde la Universidad Complutense de Madrid.

21 de Mayo 2013. Segunda Carta por la ciencia: salvemos la I+D+i en España El colectivo Carta por la Ciencia lanza una nueva entrega en la que repasa el agravamiento de la situación de la ciencia y proponen un decálogo de demandas. La petición en el portal change.org ha recaudadomás de 80.000 firmas

14 Junio 2013. Convocatoria 14J. La nueva jornada de concentraciones convocada por el mismo colectivo en apoyo a la ciencia en distintas ciudades de España y el extranjero logra la mayor manifestación de investigadores en España: sólo en Madrid, unos 5.000 según los organizadoresy 2.500 según la policía. Desde el Ministerio de Economía se recomendó a dejar sus peticiones en el registro y vetó el imágenes y el acceso a la prensa al acto de entrega. Los investigadores terminaron por dejar su carta pegada en la puerta del ministerio. Desde la Universidad Autónoma de Madrid el espacio “Hoy por hoy” dedica un nuevo especial en apoyo a la ciencia. Twitter: #14Jporlaciencia

30 Julio 2013. Entrega de firmas para Salvar al CSIC. El Consejo Superior de Investigaciones científicas (CSIC) ha sufrido en los últimos meses una des sus crisis presupuestarias más importantes. Los sucesivos recortes que viene aplicando el gobierno a la institución desde 2009 han generado un déficit de unos 175 millones de euros. El centro necesita 100 millones para llegar a fin de año. Para afrontar la falta de liquidez, el CSIC ejecutó el llamado ‘corralito’ al absorber los ahorros de los distintos institutos que lo componen. Ante las consecuencias de esta medida, como despidos, cierres de centros e imposibilidad de ejecutar proyectos ya asignados, los directores de más de 100 institutosfirmaron una carta dirigida a la Secretaría de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación explicándole las consecuencias de la falta de liquidez. El gobierno planea inyectar 25 millones y ha prometido avanzar algunos pagos de proyectos concedidos. Paralelamente, se lanzó una campaña de recogida de firmas para salvar al centro de esta situación que recogió más de 235.000 firmas.

[1]Por ejemplo, ver Estrategia Española de Ciencia y Tecnología y de Innovación (2013-2020)
[2] Molero y de No (2012a) Molero, J., de No, J. (2012a) Análisis de los recursos destinados a I+D+I (Política de Gasto 46) contenidos en el Proyecto de Presupuestos Generales del Estado para el año 2013. COSCE.
[3] Molero, J., de No, J. (2013) Análisis de los recursos destinados a I+D+i (Política de Gasto 46) contenidos en los Presupuestos Generales del Estado para el año 2013. COSCE.
[4]  OECD (2006) R&D and innovation in Spain: Improving the Policy Mix. Paris.
ERAWATCH network (2009) ERAWATCH POLICY MIX REPORT 2009: SPAIN. Analysis of policy mixes to foster R&D investment and to contribute to the ERA. Editor ERAWATCH Network.
ERAWATCH network (2011) ERAWATCH Analytical country report 2010, Spain.
European Commission (2011) European competitiveness reports 2011.
[5] Ver Plan Estatal de Investigación Científica, Técnica y de Innovación (2013-2016)
[6] European Commission (2013) Innovation Union Scoreboard (IUSB), 2013. Belgium.